lunes, 27 de noviembre de 2006

Para ti... (parte dos)

...continúa

Una flor roja, una perfecta rosa roja carmesí. La viste en aquel rosal y
supiste de inmediato que llevaría mi nombre. Te acercas y con delicadeza la
contemplas, mientras yo contemplo tu hermoso gesto, no entendiendo que hacías
exactamente, pero en un rincón de mi corazón siempre supe que era algo
maravilloso...

Respetuosamente tomas ese perfecto botón de rosa recien florecido y el rosal,
entendiendo tus intenciones, deja caer ese botón en tus manos. Sonries y
acaricias con gratitud al rosal, que ha sabido entender tu corazón en ese
gesto de obsequiarte la más hermosa de sus rosas. Ahora creía comprender yo
tus intenciones...

Te acercaste a mi con la más dulce y hermosa mirada en tus ojos y me declaran
amor eterno. Yo no podía contener tanta felicidad y me acerco a ti
lentamente, degustando cada milímetro de cercanía que prolongábamos como si
el tiempo fuera nuestro, pues realmente el tiempo había dejado de correr para
nosotros ese instante eterno...

Quedamos uno frente al otro y sin dejar de mirar el transparente mar de tus
ojos que me hipnotizaban con sólo mirarme, inclino y acaricio suavemente tu
nariz con la mía. Tu respondes siempre tímida y luego deslizamos nuestras
lenguas tu por mis labios y yo por los tuyos; ya éramos un solo corazón
latiendo por dos...

Desde que nos vimos ese día tu sabías en tu corazón que yo deseaba para mis
adentros y sin pensarlo, una rosa de regalo. Sin saber que significaba, mi
corazón gritaba por tu amor, ese amor que mi boca callaba pues mi mente no
entendía y tú, doncella perfecta, siempre lo escuchabas y entendías, incluso
antes que yo...

Ahora yo necesitaba ofrendar mi obsequio de amor y fui hacia el mismo rosal
de donde sacaste aquella rosa que ahora es mi rosa. La magia del amor ya
había dado en ese rosal el más dulce de sus frutos y en el lugar donde antes
estuvo aquel perfecto botón que cayó en tus manos, ahora había nacido otro
idéntico al anterior...

El rosal me hizo notar su sonrisa y yo entendí que mis manos debían recibir
su bendición en forma de rosa. Entonces cae sobre mis manos la flor más
perfecta que haya imaginado jamás, tan perfecta con la que estuvo antes y que
ahora es mía. Agradecí su bondad y volví hacia tí teniendo el fruto de mi
amor por ti en mis manos...

Dos rosas rojas idénticas teníamos cada cual en las manos; idénticas en su
forma, aroma y en el amor que representa cada una. Ambos nos amábamos con la
misma intensidad. Yo te pido el regalo de tu amor y tu prendes aquella rosa
en mi pecho, después de agradecerte, te ofrezco mi amor en aquella rosa que
prendí del tuyo...

En el instante que te obsequié mi amor, ambas rosas comenzaron a
resplandecer como si fuesen de fuego blanco. No podría explicar con palabras
la intensidad de ese sublime amor entre nosotros expresado en esas rosas que
se fundían en nuestros pechos, al instante que nos fundíamos en el más puro y
sincero beso de amor eterno...

Todo nuestro mundo, todo nuestro reino supo en ese instante que tu y yo
habíamos unido nuestras vidas para siempre. Los árboles agitaban sus ramas,
los animales saltaban y las flores repartían su aroma como nunca antes. Todo
era alegría y las leyendas hasta hoy cuentan la historia de como comenzó el
más perfecto amor, el amor entre tu y yo...

Y la flor blanca, aquel lilium blanco cuyo cuerpo es su alma y cuya alma es
su cuerpo ¿Crees que podamos contar esa historia después? Lo se amor mio,
sabía tu respuesta...

...Continuará

Publicado por Shinzou no Elf |  20:19 Enlace permanente  |  1 comentarios Publicar comentario