domingo, 5 de noviembre de 2006

Todo Comenzó un Jueves

Las horas pasaban léntamente y el reloj parecía reirse de mi espera. Suspiraba entre cada recuerdo tuyo inventado en mi corazón, pues hasta ese momento ni siquiera tu rastro o tu sombra conocía. Asi dejaba pasar los minutos ese día, el día que tanto había esperado mi corazón y que sin saber porque razón, me hacía feliz sin siquiera tener motivo.

Llegué al lugar donde sabía que te encontrabas, antes de la hora acordada; deseando verte y contemplarte en secreto a la distancia sin que tu lo supieras, en fin, no se, tantas cosas... Sólo soñaba despierto...

Llegó la hora y mi corazón saltaba de impaciencia y ansias, deseaba verte, conocerte y saciar mi incertidumbre. Necesitaba mirarte a los ojos y saber que tan cierto era lo que me hacías sentir, que tan cierto era lo que tu sentías por mi y si acaso los sentimientos forjados en la distancia permanecían estando en persona, frente a frente.

Hasta que por fin te vi asomar, tímida, frágil; sabías que te estaba esperando. Sin haberte visto nunca, supe de inmediato que eras tú y tu me reconociste de igual manera. Me acerqué a ti por inercia y sin pensarlo, fue como si levitara en una nube hacía tí y tu parecías flotar hacia mi de la misma manera. Quedamos frente a frente, mirándonos a los ojos y nos saludamos... Fue un beso casual, casi instintivamente nuestros labios tendieron a juntarse, pero un lapsus de lucidez nos alertó y con algo de verguenza intentamos hacer como si nada hubiera pasado. Miré tus ojos hasta perderme en su tranparencia; pude ver que lo que sentía por ti era nada al lado de lo que en ese momento me hacías sentir y tus ojos me mostraron que no sentias sino exactamente lo mismo que yo... Nos estábamos enamorando de a poquito desde el mismo instante que nos conocimos...

Toda la inmensa alegría que sentía en mi corazón por haberte conocido transformó ese momento en algo tan mágico y especial que superó el más alocado y utópico de mis sueños. Tus ojitos brillaban tan dulcemente que no podía dejar de mirarlos, me decían tantas cosas a la vez... Me conmoviste tanto en ese momento, saber que realmente estabas a gusto con mi presencia y tu corazón pidiéndome un abrazo... Yo con todos mis nervios y esa sobredosis de emociones que me invadían, no pude sino hacer eso que yo también deseaba con todas mis fuerzas...

Me acerqué aun más hacia ti, te sujete de la cintura con una mano, mientras deslizaba la otra entre tu pelo, sujetando tu cuello y hombros. Te abracé con fuerzas, deseando no soltarte. Tu te aferraste a mi como diciéndome que no me querías dejar jamás; y desde ese momento, no te volvi a soltar jamás...

Publicado por Shinzou no Elf |  02:01 Enlace permanente  |  0 comentarios Publicar comentario